Concurso de precios Nº 003/2023 “Adquisición e instalación de equipos de aire acondicionado para el IMBICE”

Tenemos el agrado de dirigirnos a Ustedes, a efectos de invitarlos a participar del CONCURSO DE PRECIOS Nº 003/2023 “ADQUISICIÓN E INSTALACIÓN DE EQUIPOS DE AIRE ACONDICIONADO PARA EL IMBICE”.

Los pliegos podrán ser solicitados al correo electrónico administracion@imbice.gov.ar o retirarse sin costo alguno, entre los días 14/07/2023 y 25/07/2021, en el horario de 8:30 hs. a 15:30 hs. en el edificio del IMBICE, sito en calle 526 s/n entre 10 y Camino General Belgrano de la ciudad de La Plata.

La presentación de las ofertas se hará en el domicilio actual del IMBICE en la forma establecida en el art. 11 del pliego de Condiciones Generales, aceptándose la recepción de las mismas hasta las 09:00 horas del día 01 de agosto de 2023.

El acto de apertura se realizará en el mismo sitio, a las 09:30 horas el 01/08/2023.

Nuevos aportes de investigadores del CONICET sobre la biosíntesis de insulina

Investigadores de la Universidad Nacional de Quilmes en colaboración con colegas de la Universidad Técnica de Dresde de Alemania proponen un nuevo paradigma en torno al proceso de biosíntesis de insulina.

Investigadores del Grupo de Biología Estructural y Biotecnología de la Universidad Nacional de Quilmes vinculado al Instituto Multidisciplinario de Biología Celular (IMBICE–CONICET–UNLP) en colaboración con el laboratorio del Dr. Michele Solimena del Instituto Paul Langerhans y la Facultad de Medicina de la Universidad Técnica de Dresde, Alemania, publicaron recientemente nuevos avances en el estudio de la diabetes desde la perspectiva de la biología estructural moderna. El artículo fue publicado en la renombrada revista Protein Science.

ICA512 y fogrina son proteínas de membrana que se expresan en las células beta pancreáticas. En estas células, ambas proteínas están directamente involucradas en la biosíntesis y el recambio de los gránulos de secreción (GS) de insulina y su disfunción conlleva, en última instancia, al desarrollo de diabetes.

En los últimos años, los grupos de Argentina y Alemania se han enfocado en el estudio de un dominio particular de ICA512 denominada RESP18HD el cual guarda homología de secuencia con otra proteína de los GS denominada Proteína endocrina específica regulada (Resp18). El aumento de la concentración de glucosa estimula la expresión de estas proteínas que, a su vez, estimulan la biogénesis de nuevos GS de insulina en las células beta.

© Frank Möller | PLID TUD Dresde

“Hace pocos años demostramos que RESP18HD inhibe la formación de fibras de tipo amiloide de insulina en experimentos in vitro y también demostramos que juntas—RESP18HD e insulina, aclara—forman partículas amorfas que precipitan”, explica la Dra. Pamela Toledo, becaria postdoctoral del CONICET y primera autora del trabajo. “En este trabajo—continúa—ampliamos los estudios de interacción de RESP18HD con la proteína precursora de la insulina, es decir, con proinsulina. La formación de los GS de insulina es el último eslabón de la cadena. Para ello, antes deben ocurrir numerosos procesos en diferentes condiciones fisicoquímicas y allí es dónde está involucrada la proinsulina”.

“Este trabajo se enmarca en un proceso biofísico y bioquímico que se encuentra en una etapa de intensa investigación en todo el mundo y es el de los condensados biomoleculares. Podemos imaginar que un biocondensado es como tener una gota de un líquido dentro de otro líquido que coexisten en armonía pero no se mezclan y esas gotas están formadas, en este caso, por una o más proteínas pero también por material genético como ARN y proteínas. Lo que nosotros logramos observar es que la proinsulina por sí sola es capaz de formar estos biocondensados a un pH similar al que se encuentra en la vía secretora”, agrega el Dr. Diego S. Vazquez, investigador del CONICET y coautor del trabajo. “Esta capacidad de la proinsulina seguramente tenga un rol muy importante en el correcto plegado de la proinsulina lo que permite que en última instancia se formen los depósitos de insulina correctamente y estén disponibles cuando el cuerpo lo necesite” agrega el investigador.

“Cada vez se encuentran más y más ejemplos de procesos celulares donde intervienen los condensados biomoleculares de forma normal pero también es un fenómeno asociado a numerosas enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y fue observado en la formación y replicación de diferentes virus lo que transforma al tema es un hot topic“ agregan los investigadores.

Investigadores:

Pamela L. Toledo. Becaria Postdoctoral CONICET
Diego S. Vazquez. Investigador Asistente CIC-CONICET
Alejo R. Gianotti. Becario Postdoctoral CONICET
Milagros B. Abate. Estudiante Lic. Biotecnología UNQ
Juha M. Torkko. UT, Dresde, Alemania
Carolin Wegbrod. UT, Dresde, Alemania
Michele Solimena. UT, Dresde, Alemania
Mario R. Ermácora. Investigador Principal CIC-CONICET

Link al artículo:
Toledo PL, Vazquez DS, Gianotti AR, Abate MB, Wegbrod C, Torkko JM, Solimena M, Ermácora MR. Condensation of the β-cell secretory granule luminal cargoes pro/insulin and ICA512 RESP18 homology domain. Protein Sci. 2023 May 9. DOI: 10.1002/pro.4649.

Evidencia genética revela que la ocupación humana de Sudamérica habría ocurrido hace más de 18 mil años

Un grupo de investigación del CONICET secuenció completamente un conjunto de muestras pertenecientes a linajes nativos del continente y pudo determinar cuándo fueron las primeras poblaciones. Además, el estudio da cuenta del impacto que tuvo sobre aquellos grupos un periodo de cambio climático acontecido cerca de 12 mil años atrás

Por: Marcelo Gisande

El poblamiento de América es el eje de un interesante e incesante debate desde hace décadas, y aún hoy las preguntas sobre cuándo y dónde se establecieron con certeza los primeros grupos humanos permanecen abiertas. Las hipótesis son varias: el modelo conocido como teoría Clovis postula que los asentamientos iniciales tuvieron lugar hace alrededor de 13 mil años con la cultura Clovis en América del Norte; otro modelo, que es el que actualmente reúne mayor evidencia, propone que el ingreso a América fue 18.500 años atrás, pero la llegada a América del Sur se dio muchos miles de años después; y una tercera vertiente, que cuenta con varios sitios arqueológicos que la refrendan, ubica la llegada de los primeros humanos a Sudamérica hace más de 18 mil años. Esta última tendencia acaba de cobrar mayor fuerza gracias a un estudio genético realizado por un equipo de investigación del Instituto Multidisciplinario de Biología Celular (IMBICE, CONICET-UNLP-CICPBA) y publicado en la prestigiosa revista científica Plos One.

Basado en la tesis doctoral de Paula Paz Sepúlveda, primera autora de la publicación, el estudio construye un árbol filogenético, es decir un diagrama de relaciones de parentesco, tomando como base las secuencias completas del cromosoma Y –material genético que define exclusivamente al género masculino– de 13 individuos de los que, por estudios anteriores, se sabía que portaban marcas bien típicas de linajes nativos americanos. Esa secuenciación se contrastó con cerca de 100 muestras de bases de datos de secuencias provenientes de distintas partes del mundo y pertenecientes al Haplogrupo Q, una serie de alelos presentes en una región determinada del cromosoma Y que representa a linajes ancestrales del continente.

“Las 13 muestras argentinas que utilizamos fueron recolectadas previamente por el doctor Claudio Bravi, investigador del CONICET en nuestro instituto, en personas con ancestros aborígenes que voluntariamente participaron de distintos proyectos sobre la historia de las poblaciones urbanas del interior del país”, comenta Graciela Bailliet, investigadora del CONICET en el IMBICE y una de las autoras del trabajo. “Las secuencias que presentaban eran de interés para nuestro estudio porque pertenecían a los sub-haplogrupos Q-M848 y Q-Z780, marcas genéticas bien específicas de linajes nativos americanos, el primero en alta frecuencia y el segundo en baja frecuencia en las poblaciones actuales. También, una de las muestras era particularmente interesante porque pertenecía al linaje Q-F4674 que no se identificaba como nativo, pero lo vimos presente y nos llamó la atención para estudiarlo más en profundidad”, añade Paz Sepúlveda.

“Los estudios de filogenia, es decir la historia evolutiva de una especie, realizados a partir de la secuencia completa de material genético son relativamente nuevos”, cuenta Marina Muzzio, investigadora del CONICET en el IMBICE y también autora del trabajo. “Recién en la última década se volvieron más accesibles los costos de las plataformas de secuenciación y los grupos de investigación comenzaron a utilizarlas. En ese sentido, particularmente las secuencias de cromosoma Y nativas americanas son pocas, y nuestro árbol filogenético es lo más robusto que hay en cuanto a cantidad de información”, agrega.

El aporte principal del trabajo es que, gracias a la nueva información que aportan las secuencias completas, logra ubicar temporalmente el ingreso de las primeras poblaciones humanas a Sudamérica antes de los 18 mil años y, además, arroja información sobre cómo fueron las conexiones que se dieron entre los primeros grupos de habitantes: “Surgen interacciones interesantes de ver, como por ejemplo linajes característicos del Nordeste de nuestro país que están relacionados con muestras de los Andes peruanos y de la región Andina de Bolivia con más de 12 mil años de antigüedad. Esto permite cuidar una historia de interacción entre nuestros ancestros, presentando nuevos datos que, en algunos casos, todavía no están en los libros de Historia”, destaca Paz Sepúlveda.

Otro aporte interesante del estudio es la evidencia que arroja sobre el impacto que pudo haber tenido en las primeras poblaciones americanas el periodo de cambio climático abrupto conocido como Younger Dryas, o Dryas reciente, hace aproximadamente 12.800 años, que fue más estudiado en el hemisferio Norte pero que también cuenta con evidencias arqueológicas que sugieren que en el hemisferio Sur provocó la extinción y disminución de la megafauna a gran escala, y la disminución y reorganización de las poblaciones humanas”, comenta la doctora en Ciencias Naturales.

En esa línea, el equipo analizó de qué manera la evidencia genética podía dar cuenta del impacto de ese cambio climático en las poblaciones humanas de la época, y observó la forma sorprendente en que “los tiempos de divergencia de prácticamente todos los sublinajes de Q-M848 caen dentro del período de tiempo del Younger Dryas, sugiriendo que este evento pudo haber actuado como fuerza impulsora de su expansión y diversificación. Por otro lado, podría haber causado una baja de los linajes Q-Z780 y Q-F4674, y estos podrían ser parte de linajes mucho más antiguos que estuvieron cerca de la extinción pero lograron sobrevivir y conservarse entre los linajes nativos americanos modernos, aunque en baja frecuencia”, subraya para finalizar.

Sobre esta investigación:

Paula B. Paz Sepúlveda. Doctora en Ciencias Naturales.

Marina Muzzio. Investigadora asistente. IMBICE.

Graciela Bailliet. Investigadora principal. IMBICE.

Referencia bibliográfica:

Paz Sepúlveda, P. B., Mayordomo, A. C., Sala, C., Sosa, E. J., Zaiat, J. J., Cuello, M., ... & Bailliet, G. (2022). Human Y chromosome sequences from Q Haplogroup reveal a South American settlement pre-18,000 years ago and a profound genomic impact during the Younger Dryas. Plos one, 17(8), e0271971. DOI: https://doi.org/10.1371/journal.pone.0271971

Crédito: Marcelo Gisande, www.conicet.gov.ar

El CONICET lamenta el fallecimiento de Néstor Oscar Bianchi

Fundador del IMBICE, fue investigador superior del CONICET y considerado uno de los principales y más eminentes genetistas de Argentina

El CONICET lamenta el fallecimiento de Néstor Oscar Bianchi, quien fuera investigador superior del CONICET y fundador en 1974 del Instituto Multidisciplinario de Biología Celular (IMBICE, CONICET-UNLP-CICPBA), espacio de investigación que dirigió hasta el 2000. Reconocido genetista argentino, y referente de esa disciplina a nivel nacional e internacional, desde el IMBICE destacaron también su labor científica y calidad humana.

Ciudadano ilustre de La Plata, ciudad en la que nació el 18 de abril de 1931, Bianchi era doctor en Medicina por la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Fue profesor de la cátedra de Citología de la UNLP, de Genética Molecular de Eucariontes en el curso de Máster en Genética del Instituto Nacional de Tecnología Aplicada (INTA Pergamino) y Profesor Visitante de las universidades de Louisiana y San Francisco, Estados Unidos, y Helsinki, Finlandia.

Desde el IMBICE destacaron que “su gestión como director se caracterizó por el gran interés en el crecimiento del instituto en todos los aspectos, y por brindar apoyo a todo aquel que lo necesitara, ya sea en forma de ideas o de recursos económicos para poder llevar a cabo las investigaciones científicas. Su impacto en la historia del IMBICE fue de tal magnitud que resulta imposible hacer referencia al instituto sin mencionar al doctor Bianchi. También fue el gestor y ejecutor de la actividad de investigación científica en Tierra del Fuego, donde fue director del Programa de EcoGenética, con lo que inició su actividad en el Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC, CONICET)”.

Su profusa labor científica se vio reflejada en sus casi 300 publicaciones sobre diversos temas relacionados con la genética; y en la formación de numerosos/as tesistas doctorales, de grado, becarios/as e investigadores/as, muchos/as de los cuales continúan en actividad, tanto en el IMBICE como en otras instituciones científicas locales y del exterior. Realizó aportes significativos en las áreas de estructura y función de los cromosomas humanos y animales; daño inducido a nivel cromosómico y molecular por radiaciones y agentes químicos; mecanismos de determinación sexual; evolución cromosómica; carcinogénesis; antropología y genética molecular; poblacional humana y aspectos éticos y legales de la genética. Fue sin dudas uno de los investigadores de mayor prestigio a nivel local e internacional en genética y pionero de la citogenética en Argentina y en Latinoamérica.

Obtuvo numerosas becas nacionales e internacionales y fue miembro de distintas instituciones nacionales e internacionales, incluyendo la Sociedad Médica de la Plata; la Sociedad Argentina de Diabetes; la Sociedad Argentina de Genética; la American Society for Human Genetics; y la New York Academy of Sciences, siendo además Académico Correspondiente de la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (ANCEFN) y Miembro de la Academia Latinoamericana de Ciencias. Su gran jerarquía científica lo llevó a trabajar junto a destacados investigadores en el área de la genética, tales como Lima de Faría, Albert de la Chapelle, Gerald Holmquist y James Cleaver, entre otros.

Su destacada labor en el campo de la investigación científica le permitió obtener numerosos premios, entre ellos el “Premio Rubén Cherny”, el “Premio Konex” en el Área de Genética y Citogenética, y el “Premio Ángel Gallardo 1986-1988” otorgado por la ANCEFN. Asimismo, fue designado Doctor Honoris Causa de la Universidad Central de Ecuador.

Desde el IMBICE destacaron: “Sin dudas, el gran legado científico y humano del doctor Bianchi permanecerá en la memoria de todos los que tuvimos oportunidad de compartir con él nuestra trayectoria científica”. En ese sentido recordaron las palabras que él mismo escribió en una reseña de su actividad científica: “Espero tener el privilegio de persistir en el recuerdo de otros cuando mi tiempo se haya acabado”.

Científicos y científicas del CONICET reflexionan sobre el Premio Nobel de Medicina otorgado al fundador de la paleogenómica

Graciela Bailliet, Rolando González-José y Rodrigo Nores explican por qué Svante Pääbo fue laureado hoy.

Por: Cintia Kemelmajer

Ilustración: Niklas Elmehed © Nobel Prize Outreach

¿De dónde venimos y cómo nos relacionamos con los que nos precedieron? ¿Qué hace a los Homo sapiens diferentes de otros homínidos? Por sus descubrimientos sobre los genomas de los homínidos extintos que permitieron responder estas preguntas sobre la evolución de la humanidad, esta mañana la Academia Sueca decidió otorgar el Premio Nobel de Medicina 2002 a Svante Pääbo. Este científico logró algo aparentemente imposible: secuenciar el genoma neandertal, un pariente extinto de los humanos actuales. También descubrió un homínido previamente desconocido: los denisovanos. “Es importante destacar que Pääbo también descubrió que se había producido una transferencia de genes de estos homínidos ahora extintos a Homo sapiens tras la migración fuera de África hace unos setenta mil años. Este antiguo flujo de genes a los humanos actuales tiene relevancia fisiológica hoy en día, por ejemplo, afectando la forma en que nuestro sistema inmunológico reacciona a las infecciones”, destacó la Academia Sueca sobre las razones de este galardón.

La investigación fundamental de Pääbo dio lugar a una disciplina científica completamente nueva, llamada paleogenómica, que permitió la historia evolutiva de nuestra especie y revelar las diferencias genéticas que distinguen a todos los humanos vivos de los homínidos extintos. Básicamente, sus descubrimientos proporcionaron la base para explorar lo que nos hace únicamente humanos.

“Creo que con este galardón se está premiando la perseverancia en el estudio de los genomas antiguos, de la apertura de una línea de investigación nueva que hoy conocemos como paleogenómica. La Academia Sueca está reconociendo su formación de recursos humanos, el desarrollo de metodologías y aspectos técnicos, y los hallazgos que derivaron de estudiar los genomas antiguos”, indica Rolando González-José, investigador del CONICET en el Instituto Patagónico de Ciencias Sociales y Humanas (IPCSH-CENPAT) y actual director del Centro Nacional Patagónico (CENPAT-CONICET), que desarrolla sus estudios en el campo de la genómica de poblaciones y conoció a Pääbo en los tempranos 2000, mientras cursaba su doctorado en Barcelona. “Sus charlas siempre fueron muy estimulantes, no imaginaba que obtendría el Nobel, pero viéndolo en perspectiva me parece un reconocimiento muy merecido”, asegura.

“Su contribución a la paleogenómica es fundamental – continúa González José-. Fue el promotor de pensar cómo estudiar el ADN antiguo, cuáles son los estándares de calidad, cómo transformar esa información en algo reconocido, contrastable, con protocolos de calidad. No solo le debemos su impulso sino también el orden metodológico que le dio al campo. Una vez que se alcanzó ese piso mínimo de calidad que él otorgó, las investigaciones permitieron reconstruir el acervo genético de las especies homínidas más emparentadas con la nuestra”.

González-José se sorprendió con la noticia de que la Academia Sueca decida otorgarle el máximo galardón de Medicina, ya que “el campo a la genética de poblaciones humanas no se asocia directamente con esa disciplina científica. Por lo tanto es una noticia muy agradable para quienes trabajamos en esas disciplinas, porque creemos que la comprensión de la evolución es inseparable de la comprensión de los rasgos que nos definen como humanos. En esa comprensión están las enfermedades, que tienen también su propio abordaje desde el punto de vista de la diversidad genética dentro de las poblaciones y entre distintas poblaciones humanas”.

Rodrigo Nores, investigador del Instituto de Antropología de Córdoba (IDACOR; CONICET-UNC) y colaborador de uno de los discípulos de Svante Pääbo que trabaja en la Universidad de Harvard, coincide en la sorpresa: “Me resultó inesperado, porque su principal aporte no está en la Medicina ni en la Fisiología, sino en el conocimiento de nuestra propia historia, pero de todas maneras creo que eso amerita este premio. Pääbo es sin dudas el padre de la disciplina que es la paleogenómica. Ha trabajado en esto durante más de treinta años y estableció las primeras pautas de trabajo para recuperar ADN de muestras antiguas. Al ser restos esqueletales de miles o decenas de miles de años, el ADN disponible en estas muestras de origen arqueológico es muy poco y está degradado, y presenta el riesgo de contaminación con ADN humano moderno. Entonces Pääbo fue el pionero, a fines del siglo pasado y principios del 2000, en el desarrollo de los métodos para superar estas limitaciones. Inicialmente la disciplina se conocía como paleogenética, y sólo se analizaban secuencias de ADN muy pequeñas, y derivaron en la paleogenómica, que permite conocer la totalidad del genoma. Fue un salto sustancial en la cantidad de información a obtener de una muestra”.

Nores continúa: “Esta disciplina ha tenido un desarrollo muy grande en los últimos diez o doce años, y permitió a partir de avances tecnológicos, teóricos, de estadística y de análisis computacional, conocer muchísimo de la historia de nuestra especie y de estos otros homínidos. En este premio Nobel que le otorgan vinculan esos aspectos con la Medicina, con las implicancias fisiológicas y médicas que tiene el conocimiento de los genomas”, reflexiona.

Asimismo, explica que la paleogenómica es una disciplina dentro de la antropología biológica que se ocupa del estudio de la historia evolutiva de nuestra especie, Homo sapiens, y de otras especies de homínidos extintos como son los neandertales, a través del estudio del ADN antiguo. “El ADN antiguo es el que se extrae de restos de estas especies, ya sea de huesos o de dientes, y permite analizar el origen de las poblaciones, procesos migratorios y de mestizaje, vínculo biológico entre individuos, y otras cuestiones -dice-. Dentro de la paleogenómica, Pääbo merece sin dudas un Premio Nobel”.

Por su parte, Graciela Bailliet, investigadora del CONICET del Instituto Multidisciplinario de Biología Celular (IMBICE, CONICET-UNLP-CICPBA) que colaboró hace unos años en un paper, publicado en la revista Nature, junto con el científico premiado, recuerda: “Fue un gran honor compartir ese trabajo con él”. Además, indica: “Él es una persona realmente destacada en la genética humana. Por iniciar, fue uno de los fundadores de analizar las poblaciones antiguas, el ADN antiguo y todos sus trabajos han sido sumamente importantes para conocer qué pasa con el ser humano en su evolución y su dispersión por el mundo. El trabajo que realizó sobre neandertales es realmente impresionante, porque es un resto de mucha antigüedad. El trabajo fue impactante porque permitió a la humanidad tener nuevos conocimientos que no teníamos hasta ese momento. Es como que nos abrió los ojos a la complejidad del ser humano y los neandertales en este planeta. Por eso celebro que le den este galardón, porque es una persona destacable”.

¿Quién es Svante Pääbo? Nació en 1955 en Estocolmo, Suecia. Defendió su tesis doctoral en 1986 en la Universidad de Uppsala y fue becario postdoctoral en la Universidad de Zürich, Suiza y más tarde en la Universidad de California, Berkeley, EE. UU. Se convirtió en profesor en la Universidad de Munich, Alemania en 1990. En 1999 fundó el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig, Alemania, donde todavía está activo. También ocupa un puesto como profesor adjunto en el Instituto de Ciencia y Tecnología de Okinawa, Japón.

Crédito: Cintia Kemelmajer, www.conicet.gov.ar

Con fondos del Estado Nacional se construirán tres nuevos edificios para centros e institutos del CONICET La Plata

Se trata de las sedes para el IGEVET y el IFLYSIB, de dependencia compartida con la UNLP, y el IMBICE, gestionado junto a la casa de estudios local y la CICPBA

Futuro edificio del IMBICE

Tras el anuncio realizado días atrás por el presidente Alberto Fernández, el Estado Nacional impulsará un plan de financiamiento para el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología que implica una inversión de 12.046.655.957 pesos para la construcción y refacción de 72 obras de edificios del CONICET en 21 provincias del país. En ese marco, tres centros e institutos dependientes del CONICET La Plata tendrán nuevas sedes. Es el caso del Instituto de Genética Veterinaria “Ing. Fernando Noel Dulout” (IGEVET, CONICET-UNLP); el Instituto de Física de Líquidos y Sistemas Biológicos (IFLYSIB, CONICET-UNLP); y el Instituto Multidisciplinario de Biología Celular (IMBICE, CONICET-UNLP-CICPBA).

Las nuevas sedes del IGEVET y el IFLYSIB estarán ubicadas en el denominado Bosque Este platense, detrás de las vías del tren universitario, un sector que ya cuenta con numerosos edificios de centros e institutos de investigación y facultades de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). En tanto, el nuevo espacio para el IMBICE estará ubicado dentro del campus de la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires (CICPBA), en Camino Centenario y 506, Gonnet.

El edificio del IGEVET tendrá 1.473 m2, una planta baja y dos pisos, y demandará una inversión de más de 300 millones de pesos. El del IFLYSIB también contará con tres niveles, con 1.456 m2 y una inversión de 291 millones de pesos. Por su parte, el del IMBICE tendrá 1.911 m2 y su obra demandará una inversión de 394 millones de pesos.

Crédito: Prensa CCT-La Plata – CONICET

Las múltiples tareas del primer laboratorio de genética forense de La Plata

Funciona desde hace más de 25 años en el IMBICE y está integrado por expertas del CONICET. Colaboran con la Justicia civil y organismos públicos y privados, como también a pedido de abogados de particulares

Lidia Arbeletche de Vidal Rioja -izquierda- junto a su equipo. Fotos: gentileza investigadora.

Todos los organismos vivos y los seres humanos en particular son genéticamente idénticos unos de otros en más de un 99 por ciento, pero hay una pequeña porción del genoma en la que se diferencian por completo lo que, por ende, hace a cada ser único. Ese fragmento genético que no alcanza el 1 por ciento se constituye como un paquete de datos valioso a la hora de determinar desde linajes ancestrales para poder establecer de qué manera las poblaciones del pasado migraron y se distribuyeron por el mundo hasta la identificación de individuos en el ámbito forense, ya sea para confirmar o descartar una paternidad, como para determinar la culpabilidad o inocencia del sospechoso de un acto criminal, o la identidad de una víctima.

A esto último se dedica el Laboratorio de Identificación Genética del Instituto Multidisciplinario de Biología Celular (IMBICE, CONICET-UNLP-CICPBA) que funciona desde 1995, cuando se convirtió en el primer espacio dedicado a la genética forense de La Plata. “En aquellos tiempos, el tipo de estudios que realizamos no era tan común, y junto a una de mis tesistas de entonces, María Noelia Tourret, nos propusimos de algún modo devolver a la sociedad el conocimiento que habíamos adquirido en la universidad, haciendo un aporte desde la medicina forense, algo que no se conocía demasiado ni por la comunidad ni por la Justicia”, apunta la investigadora del CONICET en el IMBICE Lidia Arbeletche de Vidal Rioja, una de sus fundadoras.

Poco tiempo después de su conformación, a pedido de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, el laboratorio fue partícipe de una investigación que acaparó la atención nacional: el asesinato del reportero gráfico José Luis Cabezas. El cuerpo del trabajador de prensa fue hallado calcinado dentro de su vehículo en proximidades del partido bonaerense de General Madariaga y, por el estado en el que se hallaba, su reconocimiento requirió la comparación del perfil genético de muestras de su ADN con el de los padres para establecer su identidad. “Eso significó un gran progreso para los investigadores del caso porque les permitió avanzar con la resolución del mismo, y a nosotras nos dio mucha visibilidad ya que, a partir de ese estudio, poco después fuimos convocadas por la Justicia provincial para identificar a los ocupantes de un automóvil yacentes durante dos años en el fondo del Riachuelo”, cuenta la experta.

Desde 2003, el laboratorio forense del IMBICE cuenta con la autorización y calificación de Servicio Tecnológico de Alto Nivel (STAN) del CONICET, y en la actualidad presta servicios tanto a solicitud de la Justicia civil como de organismos públicos y privados y abogados de particulares fundamentalmente en análisis de paternidad, hermandad u otros parentescos biológicos, identificación de restos humanos, así como también en pericias de vestigios biológicos procedentes de escenarios delictivos.

Para resolver cualquiera de esas incógnitas los responsables del servicio utilizan marcadores genéticos denominados STR (por las siglas en inglés de Cortas Repeticiones en Tándem) consistentes en fragmentos relativamente cortos de la secuencia genética que se repiten un número variable de veces. “Son altamente variables, heredados de ambos padres y existen en la secuencia de ADN de los cromosomas somáticos, es decir los no sexuales, y de los sexuales X e Y, heredados por vía materna y paterna, respectivamente. Del análisis de los primeros se obtiene un perfil de datos único de una persona en el que cada marcador presenta un mínimo de dos variantes, o alelos, heredadas de cada progenitor. La comparación entre los diferentes perfiles de un estudio podrá mostrar compatibilidad o diferencias biológicas entre los individuos analizados, las que posteriormente permitirán confirmar o excluir un vínculo de parentesco  así como imputar o exonerar al sospechoso o sospechosa de un delito”, explica.

“El análisis de polimorfismos o variaciones Y-STR que los varones heredan de su padre, además de ser útiles en la confirmación de una paternidad o en la desestimación de un imputado por abuso sexual, permitirá identificar a todos los varones de un linaje paterno no importa que tan atrás en la historia llegue el estudio. Los varones tienen un único cromosoma X que heredan de su madre y transmiten a todas sus hijas mujeres. Por lo tanto, en un estudio de hermandad o media hermandad se espera que las hijas de un mismo varón compartan al menos un alelo de todos los X-STR analizados, pero si ello no ocurre para al menos un marcador se puede descartar que procedan de un mismo padre”, agrega.

Laboratorio especializado en el estudio del ADN mitocondrial

“Así como el cromosoma Y se hereda de padres a hijos varones, en las mujeres también hay una herencia de ADN exclusiva por vía femenina”, explica Arbeletche de Vidal Rioja, y añade: “Las madres transmiten ADN mitocondrial a todos sus hijos, pero solo las mujeres lo pasan a la generación siguiente. Esto permite identificar linajes maternos de un mismo origen”.

Este ADN mitocondrial se encuentra en las mitocondrias, que son unas organelas ubicadas en el citoplasma que recubre a las células a las que le aportan energía química. “Cada mitocondria tiene su propio genoma en cantidades de cientos a miles. En un estudio donde nos piden averiguar la relación entre una persona conocida donante de una muestra de referencia y el titular desconocido de una muestra de pelo cuyo ADN nuclear (proveniente del núcleo) es muy escaso además de degradado, recurrimos al análisis de regiones de secuencias hipervariables del genoma mitocondrial de las dos muestras. Así, obtenemos los perfiles de sus linajes y los comparamos. Si vemos que ambas secuencias mitocondriales difieren en dos o más nucleótidos significa que no pertenecen al mismo linaje mitocondrial, y por lo tanto podemos concluir en forma muy precisa que la persona de referencia no es ni está relacionada por vía materna con el donante de la muestra pilosa”, dice la experta.

Para finalizar, Arbeletche de Vidal Rioja cuenta que el trabajo que realiza junto a su equipo de “profesionales idóneas y muy activas” no termina en el análisis de las muestras: “Luego de esa etapa, sobreviene otra de interpretación y valoración de los datos, para lo cual se recurre a herramientas de estadística genética, con las que se evalúan las probabilidades de que las coincidencias de los perfiles genéticos comparados no sean producto del azar, o sea que permiten concluir el grado de certidumbre que tienen los resultados del estudio”, puntualiza.

Por Marcelo Gisande. (Prensa CCT-La Plata, CONICET)

Sobre investigación:

Lidia Arbeletche de Vidal Rioja. Investigadora principal ad honorem. IMBICE.

Florencia Di Rocco. Investigadora CICPBA. IMBICE.

Melina Anello. Becaria postdoctoral. IMBICE.

María Silvana Daverio. Becaria CICPBA. IMBICE.

Miriam Silbestro. Técnica principal. IMBICE.

El investigador del CONICET La Plata Mario Perelló recibirá el Premio Houssay

Se trata de uno de los máximos galardones que otorga el ministerio de Ciencia. El experto es el actual director del Instituto Multidisciplinario de Biología Celular de nuestra ciudad

Mario Perelló. Foto: gentileza investigador.

Como todos los años, el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación dio a conocer el listado de investigadores que serán galardonados con el Premio Houssay, una de las máximas distinciones que se otorgan en nuestro país a los exponentes más destacados del campo científico. Entre los cuatro expertos reconocidos se encuentra el investigador principal del CONICET La Plata Mario Perelló, director del Instituto Multidisciplinario de Biología Celular (IMBICE, CONICET-UNLP-CICPBA), por el área de Ciencias de la Salud.

Doctor en Bioquímica por la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), Perelló realizó una estadía de seis años en Estados Unidos y a su regreso al país en 2010 se incorporó al IMBICE. Su línea de investigación se basa en el estudio de los circuitos neuronales y los mecanismos moleculares a través de los cuales la hormona ghrelina regula la respuesta al estrés y el apetito.

Autor de 92 publicaciones científicas de gran impacto internacional –con más de 3.400 citas– y dos capítulos de libros, fue distinguido como Miembro del Comité Editorial de distintas revistas, como Frontiers in Endocrinology and Neuroscience, Frontiers in Neuroscience and Nutrition y Journal of Neuroendocrinology. Además de su producción científica, Perelló es formador de recursos humanos de alta calidad, algo que se evidencia en la actualidad, ya que se encuentra dirigiendo cuatro tesis doctorales, un investigador y seis becarios del CONICET.

Cabe destacar que durante la ceremonia, a desarrollarse a mediados de diciembre, uno de los cuatro investigadores galardonados con el Houssay se hará acreedor a la Distinción Investigador/a de la Nación Argentina edición 2020, máximo reconocimiento que otorga el Estado Nacional en este campo.

Crédito: Prensa CCT La Plata – CONICET

Hospital de Niños: científicos miden en pacientes con obesidad el nivel de dos hormonas que frenan el apetito

Investigadores del CONICET La Plata analizaron muestras de chicos y descubrieron un desbalance entre las sustancias que regulan la ingesta de comida

El equipo de investigación completo. FOTOS Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Bs.As.

No es un simple paso más en los diez años que llevan desentrañando la función de ghrelina, una hormona producida por el estómago y encargada de regular el apetito avisándole al cerebro que tenemos hambre. Para el Laboratorio de Neurofisiología del Instituto Multidisciplinario de Biología Celular (IMBICE, CONICET-UNLP-CICPBA), el estudio que se acaba de publicar en la prestigiosa revista científica European Journal of Endocrinology es el primer trabajo que sus integrantes logran en pacientes, una instancia largamente anhelada teniendo en cuenta que la trayectoria del grupo está mucho más ligada a las experiencias de laboratorio.

Lo que hicieron fue medir por primera vez en la historia los niveles de hormonas que regulan el hambre en niños con sobrepeso y obesidad que se atienden en el Servicio de Nutrición del Hospital de Niños “Sor María Ludovica” de La Plata. Si bien comenzaron buscando en sangre una forma de ghrelina llamada “desacilada”, al mismo tiempo en que llevaban adelante la investigación fue descubierta otra, que se bautizó LEAP2. Se trataba de una sustancia producida por el hígado y una parte del intestino delgado –el yeyuno– y, al igual que la anterior, también actuaba como un freno a la acción de ghrelina. Corría 2018 y los científicos supieron que estaban ante algo importante, por lo cual rápidamente decidieron incorporarla al estudio.

“Lo que descubrimos es que, contrario a lo que podría suponerse, no es que los chicos con sobrepeso tengan más cantidad de ghrelina, es decir la hormona que nos hace comer, que los de peso normal. Por el contrario, tienen menos. El problema está en que en ellos también están bajas la ghrelina desacilada y LEAP2, que son precisamente las encargadas de frenar a la primera. En esa proporción, la acción de ghrelina es mayor, y por eso creemos que persisten las ganas de comer”, explica Mario Perelló, investigador del CONICET y jefe del grupo del IMBICE.

El estudio, realizado en 82 pacientes de entre 3 y 12 años, confirmó algo que ya se sabía en adultos: en organismos con problemas de obesidad, la ghrelina desacilada baja con respecto a los cuerpos sanos. Pero esa no es la única diferencia: la hormona tampoco tiene los ritmos circadianos, esto es, los ciclos biológicos según los cuales cuando uno tiene hambre, ésta aumenta y, una vez que come, disminuye. “Es una repuesta fisiológica buena porque permite distinguir entre la sensación de apetito y la de estar satisfecho. En la obesidad, ese mecanismo de regulación no está presente. Y ahora le sumamos lo que vimos en niños, que es la reducción de las hormonas que justamente deberían detener el deseo de ingerir comida”, agrega Perelló.

También autora del trabajo, la investigadora del CONICET en el Instituto de Desarrollo e Investigaciones Pediátricas (IDIP, Hospital de Niños de La Plata-CICPBA) María Florencia Andreoli señala que los niveles de ghrelina desacilada se observaron en alrededor de un 40 por ciento menos que los que presentan niños con peso saludable, mientras que LEAP2 se encontró reducido en un 20 o 30 por ciento en la misma comparación. “Son números que tienen un significado estadístico muy importante”, afirma la especialista, al tiempo que destaca como uno de los aportes principales de estos resultados “el hecho de contribuir a la búsqueda de valores de referencia para saber qué cantidades de estas hormonas es lo normal o esperable de observar en chicos”, información que hasta el momento no existe en la bibliografía teniendo en cuenta que se trata de cuestiones de reciente descubrimiento.

“No es lo mismo medir determinado parámetro en un niño que en un adulto, o en la población occidental que en la oriental, por ejemplo, entonces nosotros tratamos de establecer valores propios de nuestra comunidad”, añade Andreoli, y continúa: “La obesidad es un problema multifactorial que afecta a todos los estratos sociales. Además, a esta altura se sabe que está relacionada con la malnutrición, que aunque en el imaginario colectivo aparezca asociada exclusivamente a una criatura desnutrida y flaquita, la realidad es que la falta de ciertos micro o macronutrientes es independiente de que el chico esté delgado o gordito”.

En este sentido, Perelló considera que “los pacientes pediátricos son un excelente nicho de estudio si pensamos que el sobrepeso en la infancia aumenta las posibilidades de tener diabetes o complicaciones cardiovasculares en la adultez, entonces despierta gran interés en tanto problema de salud pública”. Desde el hospital platense que formó parte del trabajo, las también autoras Julieta Hernández y Verónica Garrido alertan: “El incremento en la prevalencia de obesidad en niños, adolescentes y adultos tanto en países desarrollados como en vías de desarrollo es alarmante, y su prevención debería ser una prioridad sanitaria, con particular énfasis en estimular hábitos saludables de vida en todos los grupos etarios, y en especial en el ámbito familiar”.

Como paso siguiente, los responsables de la investigación quieren ahora avanzar en la toma de muestras de los pacientes que hayan ingerido distintos tipos de comidas para observar si hay variaciones en los niveles de las hormonas, es decir si la producción de cada una responde a la presencia de grasas, hidratos de carbono u otros componentes de la dieta.

Sin eludir las complejidades que supone el trabajo en instancias clínicas –es decir con personas–, como por ejemplo la necesidad de contar con consentimientos informados y evaluaciones por parte de un comité de ética, los autores están muy entusiasmados con el curso de la investigación y coinciden en que “la interacción entre el universo científico y el de la práctica médica es muy interesante, porque en definitiva es adonde uno quiere llegar para aplicar todo el conocimiento que se generó en el laboratorio”.

Hernández y Garrido, por su parte, afirman que la colaboración entre los científicos y ellas como médicas les permitió “mejorar el estudio de estos pacientes, relacionar datos de laboratorio con la clínica de cada uno y enriquecer los resultados”, y concluyen: “Este capital humano integrado por especialistas de distintas disciplinas ha representado la plataforma estratégica para lograr que el conocimiento ayude a la sociedad a enfrentar la problemática y plantear o proyectar nuevos desafíos que puedan mejorar el flagelo de la obesidad”.

Por Mercedes Benialgo (Prensa CCT La Plata – CONICET)

Referencia bibliográfica:

Fittipaldi AS., Hernández J., Castrogiovanni D., Lufrano D., De Francesco PN., Garrido V., Vitaux P., Fasano MV., Fehrentz JA., Fernández A., Andreoli MF., Perello M. Plasma levels of ghrelin, des-acyl ghrelin and LEAP2 in children with obesity: correlation with age and insulin resistance. DOI: https://doi.org/10.1530/EJE-19-0684

Sobre investigación:

Antonela Fittipaldi. Becaria doctoral. IMBICE.

Julieta Hernández. Hospital de Niños de La Plata.

Daniel Castrogiovanni. Profesional principal. IMBICE.

Daniela Lufrano. Investigadora asistente CICPBA. IMBICE.

Pablo N. De Francesco. Investigador asistente. IMBICE.

Verónica Garrido. Hospital de Niños de La Plata.

P. Vitaux. Bertin Technologies, Francia.

María Victoria Fasano. IDIP. FCE, UNLP.

J.A. Fehrentz. CNRS, Universidad de Montpellier, Francia.

A. Fernández. Hospital de Niños de La Plata.

María Florencia Andreoli. IDIP.

Mario Perelló. Investigador principal. IMBICE.

Investigadores del CONICET descubren nuevos aspectos de la secreción de insulina

Un grupo del IMBICE y la Universidad de Quilmes junto a colegas alemanes identificaron un funcionamiento celular diferente al que se conocía hasta ahora.

Mario Ermácora y Pamela Toledo, los dos autores argentinos de la publicación. FOTOS: Gentileza investigadores.

Se puede decir que son dos hallazgos en uno: el primero, resultado de la búsqueda específica de los científicos a cargo, y el segundo, totalmente sorpresivo. Investigadores del Grupo de Biología Estructural y Biotecnología de la Universidad Nacional de Quilmes (GBEyB, UNQ) vinculado al Instituto Multidisciplinario de Biología Celular (IMBICE, CONICET-UNLP-CICPBA) en colaboración con colegas de la Facultad de Medicina de la Universidad Técnica de Dresde, Alemania, acaban de publicar sus últimos avances alcanzados luego de más de diez años de estudios celulares y moleculares de la diabetes. El artículo salió pocas semanas atrás en la revista Journal of Biological Chemistry.

Se trata de un trabajo centrado en la caracterización –es decir identificación y descripción detallada de la estructura y funciones– de una proteína llamada ICA512, que tiene un papel importante en la secreción de insulina, una hormona producida por el páncreas que interviene en el aprovechamiento de nutrientes de los alimentos, facilitando el ingreso del azúcar del torrente sanguíneo a las células para ser utilizada como una fuente de energía.

“Específicamente, demostramos cómo un segmento de esa proteína denominado RESP18HD interactúa con la insulina y se transforma  junto a ella en un precipitado, es decir en un cuerpo sólido que en este caso es blando y amorfo. Ese proceso estaría involucrado en la formación de los gránulos de insulina que se almacenan en el páncreas para ser liberados en la circulación sanguínea ante un estímulo, que precisamente suele ser la concentración creciente de glucosa”, explica Mario Ermácora, investigador del CONICET y director del IMBICE. “El descubrimiento –continúa– serviría para explicar mejor cómo se produce ese reclutamiento”.

Pero a su vez, y por casualidad, la investigación les mostró a los científicos que ese pasaje de la insulina a un estado sólido se inscribe dentro de un fenómeno más general muy novedoso conocido como formación de condensados proteicos, que básicamente consiste en una nueva forma de organización por parte de las proteínas dentro de las células. “Es un mecanismo descubierto hace pocos años según el cual las moléculas se ordenan en compartimentos sin membranas limitantes. Lo hacen en apariencia de gotas, algo que nos habla de un grado superior de compartimentalización. Lo más importante es que esto hace que el comportamiento colectivo prime por sobre las propiedades individuales y dé lugar a nuevas interpretaciones sobre los procesos celulares”, se entusiasma el experto.

Este mecanismo comienza a ser reconocido como un nuevo paradigma de la biología y se encuentra en pleno auge teniendo en cuenta que actualmente se publican a nivel mundial decenas de artículos diarios sobre procesos celulares que involucran condensación de fases sin membrana. “Este fenómeno aparece asociado, por ejemplo, a la multiplicación de partículas virales y a la formación patológica de fibras anormales en células de muchas enfermedades neurodegenerativas cuyo principal exponente es el Alzheimer”, agrega Ermácora.

Los autores del trabajo coinciden en que es difícil saber en esta instancia en qué podría derivar este hallazgo, pero aseguran que ha causado gran sorpresa y el hecho de conocer mejor cómo es el proceso que da lugar a los gránulos de insulina permite formular nuevas hipótesis en el estudio de los trastornos diabéticos.

Por Mercedes Benialgo

Sobre investigación:

Pamela L. Toledo. UNQ.
Juha M. Torkko. UT, Dresde, Alemania.
Andreas Müller. UT, Dresde, Alemania.
Carolin Wegbrod. UT, Dresde, Alemania.
Anke Sönmez. UT, Dresde, Alemania.
Michele Solimena. UT, Dresde, Alemania.
Mario R. Ermácora. Investigador principal. GBEyB, UNQ, IMBICE.