Descubren el circuito neuronal que actúa en la ingesta compulsiva de comida

Comer mucha cantidad en poco tiempo, con la sensación de estar perdiendo el control. Eso, a grandes rasgos, es darse un atracón, y poco debería tener de placentero. De hecho, está considerado un trastorno de alimentación que, como tal, representa un gran riesgo para la salud física y emocional de quien lo padece. En este sentido, científicos platenses se dedicaron a estudiar el circuito neuronal que sigue esta conducta, y los resultados fueron recientemente publicados en la revista PLOS One.

El grupo pertenece al Instituto Multidisciplinario de Biología Celular (IMBICE, CONICET-CIC), y la investigación hace foco en lo que sucede a nivel cerebral ante la ingesta compulsiva de comidas ricas en grasas. “Quisimos ver cómo actúa el cerebro en estos casos; es decir desde y hacia dónde van las señales que se activan con este comportamiento”, cuenta Mario Perelló, investigador del CONICET en el IMBICE, y continúa: “Lo que observamos es que, como respuesta, se enciende una región del cerebro llamada vía mesolímbica, la misma que también reacciona ante la presencia de sustancias como la cocaína, el alcohol, la nicotina o las anfetaminas”.

“Estos circuitos del cerebro son rutas o caminos que nos hacen saber que determinado estímulo da sensación de placer y nos llevan a realizar comportamientos tendientes a la obtención de esas recompensas, como puede ser una comida sabrosa”, explica Spring Valdivia, becaria de la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires (CIC) y primera autora del trabajo, y señala que se trata de recorridos conservados evolutivamente que responden tanto a estímulos naturales como artificiales.

“Probablemente facilitaron la supervivencia de nuestros antepasados, cuando el alimento escaseaba, porque el placer que produce comer algo sabroso aumenta la motivación a ingerirlo y con ello la posibilidad de incorporar más calorías. En la actualidad los alimentos de alto valor calórico son de fácil acceso, entonces estos mecanismos ya no cumplen un rol esencial y paradójicamente pueden ser perjudiciales porque nos llevan a comer sin hambre metabólico, es decir sin necesidad”, describe Perelló.

Los investigadores experimentaron con ratones y emplearon diversos procedimientos para reconstruir este camino: por un lado, la administración de una dieta rica en grasas y, por el otro, la inyección de unas sustancias llamadas trazadores neuronales, que marcan las conexiones sinápticas entre las células del cerebro.

De esta manera, simularon lo que sucede en humanos en caso de un atracón, comportamiento observado en muchas patologías e incluso en personas sanas ante circunstancias específicas como estrés. Más aún, pasó a ser considerado un trastorno en sí mismo a partir de su incorporación en la edición 2013 del Manual Diagnóstico y Estadístico de Enfermedades Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría (DSM, por sus siglas en inglés). Para ser diagnosticado como tal, un atracón debe implicar grandes ingestas de comida con una frecuencia mínima de una vez por semana en los últimos tres meses.

Entre sus principales conclusiones, la investigación demuestra que la vía mesolímbica se activa a partir del sentido del gusto, apenas la grasa entra en la boca. “El simple hecho de percibir el sabor de la comida rica basta para despertar la respuesta del cerebro”, explica Perelló. Los expertos lo saben porque administraron el alimento directamente en el estómago y comprobaron que de esa manera el circuito neuronal no se activaba, evidencia de que el factor determinante es, precisamente, la sensación en el paladar.

Funciones interconectadas

“Al reconstruir toda la ruta que recorre esta señal, nos acercamos a la posibilidad de encontrar un fármaco que sirva para bloquear lo que sería una de las ‘calles’ y así controlar la respuesta”, señala Valdivia. Esta cuestión responde a una dificultad no menor: “En el circuito se interconectan muchas otras funciones”.

“El alto grado de interconexión entre las diferentes funciones cerebrales plantea un gran desafío cuando uno quiere modular específicamente un aspecto del comportamiento”, señala Perelló, y agrega que “existen casos paradigmáticos que nos alertan de lo delicado de intentar manipular estos circuitos que controlan el apetito; por ejemplo una droga para reducirlo que debió ser retirada del mercado porque producía depresión o ansiedad en los pacientes”.

Hasta ahora, la vía mesolímbica solía estudiarse como un todo, pero este estudio muestra que la ingesta de comidas grasas activa circuitos neuronales particulares dentro de ella y permite a los científicos pensar que los distintos sectores responden a estímulos diferentes, con lo cual se hace necesario focalizar las investigaciones en regiones puntuales y con mucho mayor detalle.

Hambre emocional

El trastorno por atracón se caracteriza por episodios de ingesta compulsiva recurrentes que no están seguidos por las denominadas conductas compensatorias como el consumo de laxantes o el vómito auto inducido. “Esta es la principal diferencia con otras patologías como la bulimia nerviosa, en la que el paciente come sin control pero después busca la manera de contrarrestar esa acción”, explica Luciana Elizathe, becaria del CONICET en la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

Según describe la profesional, durante un atracón la persona come más rápido de lo normal y generalmente lo hace a escondidas o cuando está sola ya que siente vergüenza. “No se trata de un hambre fisiológico sino de uno emocional, y el paciente se detiene recién cuando está lleno pero no queda satisfecho, es decir no es una manera de comer que genere placer o se disfrute”, señala Elizathe y agrega que “si bien muchos pacientes tienen preferencia por lo dulce, durante los atracones predominan las mezclas de alimentos ya que lo que comen suele responder a lo que encuentren en la cocina o la heladera”.

A diferencia de otras patologías alimenticias, el trastorno por atracón afecta más a adultos que a adolescentes, y casi en igual proporción tanto a hombres como a mujeres. Otra característica es que está muy vinculado al sobrepeso como así también a los trastornos del estado de ánimo o de ansiedad. “Distintos estudios sugieren que aparece como un modo disfuncional para regular una emoción negativa, por eso los tratamientos deben hacer foco en que las personas aprendan a canalizar de otra manera el malestar anímico”, apunta Elizathe.

Por Mercedes Benialgo

Sobre investigación

Spring Valdivia. Becaria. Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires. IMBICE.

Mario Perelló. Investigador independiente. IMBICE.

Luciana Elizathe. Becaria doctoral. UBA.

———————————————————————–

Científicos del CONICET comprobaron que comer alimentos sabrosos activa la misma región del cerebro que reacciona ante sustancias como la cocaína

El IMBICE encara la construcción de un nuevo edificio

La construcción del nuevo edificio para el Instituto Multidisciplinario de Biología Celular (IMBICE) se hará en el Campus Científico Tecnológico que la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia (CIC) posee en Gonnet.

06-CORTE-CC-DD-300x211 05-CORTE-AA-BB-300x211 04-AZOTEA-300x212 03-SEGUNDO-PISO-300x212 02-PRIMER-PISO-300x212 01-PLANTA-BAJA-300x212 001-IMAGENES-300x211

El IMBICE, que actualmente funciona en el edificio anexo a la CIC, planea relocalizisarse en el Campus Científico Tecnológico de Gonnet donde funcionan otros ocho centros de investigación de la CIC, el Conicet y la UNLP. La cesión del terreno se concretó mediante un convenio rubricado por el presidente de la CIC, José María Rodríguez Silveira, el presidente del CONICET, Roberto Salvarezza y el Ministro El ministro de la Producción, Ciencia y Tecnología de la Pcia de Buenos Aires, Cristian Breitenstein. Se prevé que las obras serán financiadas por fondos públicos a concursar proximamente. El edificio tendrá una superficie de 2400 metros cuadrados cubiertos, compuesto en 3 niveles.
consultado por éste tema el Ministro Breitenstein afirmó que la construcción de este nuevo edificio “es un comienzo de sueños concretados. Cuando uno se ilusiona, genera una idea, la diseña y la
proyecta, y cuenta con un Estado Nacional y Provincial trabajando conjuntamente para llevar adelante una jerarquización estructural de la ciencia y la tecnología como se da en la Argentina, sumado a una recomposición y reingreso de mil científicos, se puede seguir proyectando futuro.”
Además, celebró la construcción del nuevo edificio del IMBICE, sosteniendo que “todo lo que sirva para mejorar la infraestructura y los servicios mejora nuestra competitividad en materia de ciencia y tecnología, y fortalece los recursos humanos, que son lo más valioso que tenemos.”

Por su parte, el Presidente de la CIC Rodríguez Silveira, sostuvo que “estos son los momentos cuando uno hace gestión que generan estímulo para seguir trabajando. Este proyecto en el futuro será un hito en la historia, darle nueva vida a nuestro campus y generar una dinámica nueva, y que esto estimule también al resto de los centros a seguir creciendo va a ser un hecho muy importante para la CIC”. Y agregó que “este va a ser uno de tantos proyectos más que llevaremos adelante con el CONICET, que es nuestro principal socio.”

Por último, el Presidente del Conicet Salvarezza destacó la actualidad de la ciencia en el país, “ya que hemos logrado un consenso en cuanto a los objetivos. Nadie puede hoy sentirse fuera de este proceso de jerarquización que ha tenido la ciencia y la tecnología en los últimos 10 años. Este proyecto es un paso más de este avance, para el cual vamos a poner todo desde nuestra parte para que se concrete con el esfuerzo de todos.”

El IMBICE es un centro científico que desde 1975 está dedicado a la medicina, la genética, la bioquímica, la neurociencia, la biología estructural, y la biotecnología. Además es uno de los cuatro centros de investigación asociados entre la CIC y el CONICET.

Revelan el origen de las poblaciones nativas americanas

La genealogía de los pueblos originarios de América fue objeto de debate por décadas, cuando se intentó dilucidar si el poblamiento del continente había sido producto de una o varias oleadas migratorias que cruzaron desde Asia por el estrecho de Bering, que hace 20 mil años era un puente de tierra.
Ahora, un consorcio internacional del que participaron laboratorios, universidades y centros de investigación de 17 países logró reconstruir esta historia a través del estudio genético de las poblaciones actuales. Los resultados fueron publicados en la versión online de la reconocida revista científica Nature el 11 de julio.
“Este trabajo muestra que casi todos los pueblos originarios americanos son descendientes de una única población ancestral que entró al continente hace 15 mil años”, comenta Claudio Bravi, investigador adjunto del CONICET en el Instituto Multidisciplinario de Biología Molecular (IMBICE) de La Plata.
Esta primera oleada migratoria habría cruzado desde Siberia y poblado América. Sin embargo, otras dos corrientes migratorias siguieron a la primera pero su aporte quedó acotado a tres grupos de poblaciones del norte del continente: los esquimales, aleutianos y Na-Dene, que viven en territorios que hoy pertenecen a Canadá, Groenlandia y Estados Unidos.
Cuando se analizó su ADN se descubrió que “los dos primeros tienen un promedio de 60% de (material genético perteneciente a) la primera migración y 40% de un segundo flujo asiático”, explica Bravi, “mientras que los Na-Dene tienen un 90% de la primer migración y un 10% de un tercer flujo asiático”.
Para reconstruir la historia de la filogenética americana se analizaron más de 350 mil posiciones del ADN de 52 poblaciones nativas de América, 17 grupos siberianos y 57 comunidades de otras partes del mundo. “El análisis de esta cantidad (de material) permitió observar la ancestralidad de los pueblos originarios y correlacionarla con los posibles tiempos de entrada” al continente, dice Graciela Bailliet, investigadora independiente del CONICET en el IMBICE.
No tan distintos
“En América se dio una situación interesante: fue el último gran territorio continental en ser colonizado y las poblaciones asiáticas que se incorporaron lo hicieron perdiendo parte de su diversidad génica”, explica Daniel Corach, investigador principal del CONICET del Servicio de Huellas Digitales Genéticas de la Facultad de Farmacia y Bioquímica, UBA.
La diversidad genética se refiere al número de variables y características genéticas contenidas en un genoma. Disminuye cuando las poblaciones se reducen o cuando se separan pequeños grupos y se reproducen entre sí.
El consorcio, del que participan Corach, Bravi y Bailliet, analizó muestras de cuatro pueblos originarios de Argentina – Diaguita, Toba, Wichí y Chané – de los más de treinta que existen en el país. Los resultados mostraron que descienden de la misma población ancestral que entró a América durante la primera oleada migratoria asiática.
De acuerdo con Sergio Avena, investigador adjunto del CONICET en la Universidad Maimónides y UBA y especialista en antropología de poblaciones ancestrales y cosmopolitas, este trabajo “permite ver que hay una enorme historia previa a la llegada de los europeos y de la que todavía nos falta conocer bastante”.
A futuro se espera poder secuenciar el genoma completo de los pueblos originarios americanos actuales y ancestrales para poder contar con más información para poder estudiar la historia de los movimientos humanos en el continente.
Sin embargo, para Avena los conocimientos que aporta este estudio podrían además tener una aplicación en otros campos. “Conocer la composición genética de una población resulta de potencial utilidad en la práctica médica, pues permite considerar factores de riesgo para determinados pacientes en relación a patologías con bases genéticas”, concluye.
—————————————————-
Un consorcio internacional de investigadores, del que participaron tres argentinos, describió por primera vez los movimientos migratorios ancestrales que dieron origen a los primeros pueblos originarios del continente
———————————————————

El Senado bonaerense distinguió a científicos del CONICET

El presidente del Honorable Senado de la Provincia de Buenos Aires, Gabriel Mariotto refrendó el proyecto original elaborado por el bloque del Frente para la Victoria (FpV) mediante el cual, ese cuerpo legislativo declaró su beneplácito por el trabajo que realizó un grupo de investigadores del CONICET sobre el funcionamiento de la ghrelina, hormona relacionada con la regulación del estrés y el apetito.

El equipo de científicos que recibió la distinción está dirigido por el doctor Mario Perelló y desarrolla sus actividades en el Laboratorio  de Neurofisiología del Instituto Multidisciplinario de Biología Celular (IMBICE, CONICET-CIC).

En referencia a este reconocimiento, Perelló dijo que el mismo “es algo inesperado y sumamente gratificante”. Según explicó, “es importante que la ciencia ocupe un lugar relevante en la provincia de Buenos Aires y es algo que debe valorarse muchísimo”.

“Es difícil saber cuál será el impacto o la implicancia de estas investigaciones, pero este tipo de distinciones es un respaldo importante para el trabajo del IMBICE, le da visibilidad al instituto donde se realizan diversos trabajos sobre temas biomédicos que son muy relevantes para nuestro país”, expresó.

Perelló inició sus estudios referidos a la ghrelina en la Universidad de Texas, Estados Unidos, y los continuó en nuestro país tras su retorno en 2010. Cabe destacar, que su regreso se dio en el marco del proceso de repatriación de científicos que se propició desde el gobierno nacional en los últimos años a través del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva.

————————————————————–

El presidente del Honorable Senado de la Provincia de Buenos Aires, Gabriel Mariotto refrendó el proyecto original elaborado por el bloque del Frente para la Victoria (FpV) mediante el cual, ese cuerpo legislativo declaró su beneplácito por el trabajo que realizó un grupo de investigadores del CONICET sobre el funcionamiento de la ghrelina, hormona relacionada con la regulación del estrés y el apetito…